Restaurant Cal Boter

Un muy buen restaurante de toda la vida, especialista en desayunos de tenedor, tambien tocan muy bien los caracoles, aunque yo no soy amante, los callos con su toque picante, y el bacalao con muselina de ajos y gratinado, que demasiado seco, los postres casros y los precios muy ajustados, vale la pena probar más cosas

Restaurante de toda la vida con almuerzos de tenedor como antaño con menú y a la carta precio alto pego buena calidad y comida casera por eso siempre hay cola para poder entrar a degustar sus platos pero vale la pena pues hay buen ambiente y la comida es rica si vienes por este barrio es una gran opción.

Hemos comida un menú cerrado de calçotada. Los calçots muy buenos a la brasa. La salsa romesco tiene que mejorar al igual que el allioli. Los segundos también estaban buenos y las patatas muy crujientes. El ambiente muy relajado y el servicio por parte del personal excelente. Muy atento y amables. Nos costó 40€ por cabeza con 1ero, Segundo, postre, bebidas y café.

Restaurant Cal Boter te invita a deleitarte con la auténtica cocina catalana en un ambiente acogedor y familiar. Desde platos tradicionales hasta creaciones innovadoras, cada bocado es una experiencia culinaria única. El ambiente rústico y cálido del restaurante crea el escenario perfecto para disfrutar de una comida memorable con amigos y familiares. El personal amable y atento te guiará a través de su extensa carta y te asegurará una experiencia gastronómica excepcional.

La historia de este lugar te la van contando sus paredes. Todas mas tardes sirven menú del día y lo recomiendo ampliamente. El personal es super amable, y aunque hay que esperar un poquillo para entrar, vas a agradecer haber esperado. Ve con hambre porque las porciones son buenas, puedes elegir entre varias opciones de primero y segundo. Si puedes, hay que probar la escalivada porque es popular en todo Barcelona. También te recomiendo los canelones que normalmente están en las opciones de primero, o el arroz negro que es excelente! No olvides dejar algo de espacio para cerrar con alguno de sus postres.